La verdad de la milanesa

Durante los últimos cinco años dijimos:

  • Que la crisis ganadera nacional y provincial era inocultable tal como lo demostraba  cualquier indicador que se analizara.
  • Que desde fines de 2005 se sucedieron, sin solución de continuidad, medidas que atacaron duramente a la producción con fines que resultaban difíciles de explicar.
  • Que el peso mínimo de faena, las limitaciones y prohibiciones a las exportaciones, la constante intervención de los mercados con precios de referencia, regulación del Mercado de Liniers, compensaciones a los feedlots, ROE rojo, y stock de intervención, fueron los instrumentos que lograron un nivel nunca visto de faena de hembras y de merma en la producción de terneros.
  • Que estos dos indicadores revelaban que la ganadería nacional  estaba en un proceso destructivo, del que le costaría mucho reponerse.
  • Que La Pampa no era ajena a dicha situación: ofertas desusadas de terneros y vacas, precios de venta irrisorios, pérdidas de varios centenares de miles de vientres, bajos porcentajes de preñez, y campos que se cerraban, lo demostraban.
  • Que los efectos en la ganadería pampeana respondían a causas preexistentes a la sequía y eran responsabilidad primaria del Gobierno Nacional.
  • Que la sequía las agravó, pero sus consecuencias no hubieran sido tan severas de no existir un contexto de falta de rentabilidad verificado desde fines de 2005.
  • Que los dos últimos gobiernos provinciales tuvieron responsabilidad por su omisión de defender ante la Nación a un sector productivo básico.
  • Que las ayudas directas a productores, con disminución de tasas de interés y alimentación para el ganado, tenían muy poca significación comparado con la magnitud del daño producido por la falta de rentabilidad.
  • Que los principales perjudicados serían las dos puntas de la cadena de valor: los ganaderos criadores (vendían a $ 3 por kilo su ternero y su costo era de $ 5) y los consumidores (que pagarían precios elevados cuando llegara el momento de asumir la previa liquidación de vientres y luego la falta de producción).

 

Hoy, estas son nuestras reflexiones:

  1. Con las políticas para la carne bovina seguidas en los últimos cinco años, no era posible otro resultado que el actual. La mejor defensa de la mesa de los argentinos es apostar a producir, y no lo contrario como se demostró con la política agropecuaria de los últimos cinco años
  2. Causa vergüenza la ineptitud en el diseño de las políticas públicas vinculadas con el sector.
  3. Es incalificable la actitud de la Presidenta de la Nación de responsabilizarnos de la actual suba de precios. Además de aparentar desconocimiento del tema, revela la desesperación por ocultar determinadas realidades de la crisis económica y social.
  4. Seguimos aguardando que los dirigentes de los partidos políticos con presencia en La Pampa, acuerden que la defensa de la producción primaria debe ser política de Estado.